Todos hemos oído hablar del método científico, pero realmente, ¿entendemos qué quiere decir? En este artículo voy a tratar de definir por qué existe, cómo se utiliza, y qué se consigue, con el fin de comprender mejor nuestra forma de trabajar en los mercados financieros y entender a qué nos referimos cuando hablamos de trading cuantitativo.
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¿Qué es el método científico?
El método científico es un conjunto de normas, etapas y procedimientos que se aplican a cierto conocimiento con el fin de validarlo desde el punto de vista de la ciencia.
¿De dónde viene el método científico?
El método científico oficialmente, como conjunto de normas metódicas y sistemáticas para definir cierto hecho, tiene multitud de protagonistas, entre los más destacados, Leonardo da Vinci, Nicolás Copérnico, Johannes Kepler y Galileo Galilei. A pesar de que a Galileo hoy en día se le considera uno de los precursores más influyentes de este método, no debemos olvidar que la necesidad de llegar a conclusiones objetivas, veraces, robustas y carentes de sesgos psicológicos humanos ha sido una cuestión abordada desde tiempos muy antiguos por multitud de personajes.
¿Por qué se usa el método científico?
La observación de fenómenos implica una intromisión por parte del observador. Observar y documentar un hecho de la forma más objetiva posible implica superar en cierto modo los prejuicios, sesgos e inducciones mentales que los observadores tenemos de forma natural. Los prejuicios cognitivos son hechos que no se pueden evitar porque fisiológicamente son intrínsecos a la psicología del ser humano, por tanto, el método científico trata de minimizarlos, y con ello reduciremos en gran medida los errores más típicos en tu trading. El hecho de que creamos que algo es de cierta forma, no significa que sea de esa manera.
¿Os imagináis un cirujano en una operación a corazón abierto que decida realizar una incisión en base a un pálpito? ¿Viajaríais en un tren cuyas vías haya sido planificadas por un diseñador de caminos ferroviarios que “crea” conocer cómo diseñar las curvas en base a su intuición, sabiendo que los trenes pasarán a 300 KM/H? Si la respuesta es no, entonces, plantearos: ¿Dejaríais vuestro capital en manos de alguien (vosotros o terceros) que opere en base a pálpitos, creencias infundadas, sesgos cognitivos de sus vivencias o la gran temida intuición?
Yo desde luego, ¡JAMÁS! A no ser que sea parte de un experimento donde estemos evaluando si las gestiones basadas en creencias indemostrables fueron rentables en el pasado.
Por ejemplo, imaginad el caos de una sala con 100 personas a las que se le pregunte ¿Hacia qué lado gira la bailarina de la imagen?
Condiciones para que un método sea del tipo “científico”:
Basado en el empirismo y en la medición
Sirve para no caer en prejuicios cognitivos o sesgos de la psicología humana. Según este método, las aseveraciones sólo pueden ser veraces si sus evidencias pueden ser comprobadas por experimentación y medición.
Tiene que poderse reproducir
En cualquier momento y por cualquier persona. Si un sujeto es el único capaz de realizar un experimento para llegar a unas conclusiones determinadas, no cumplirá el método científico, por ejemplo, la intuición inexplicable de si un activo subirá o bajará.
Tiene que poderse refutar
Toda afirmación científica puede ser discutida y rebatida, es decir, no existen verdades absolutas e inquebrantables.
Etapas del método científico
Observación
El investigador recurre a sus sentidos para estudiar y cuantificar cierto fenómeno de la forma más objetiva e independiente posible.
Por ejemplo, observo que cuando un activo financiero llegó a cierto nivel, rebotó.
Hipótesis
El investigador hace suposiciones que según su criterio tienen cierta probabilidad de ser ciertas.
Por ejemplo, cada vez que la cotización de un producto financiero llegó a cierto nivel, tuvo más probabilidades de rebotar que de atravesarlo.
Experimentación
El investigador lleva a cabo experimentos que arrojen datos medibles, con el fin de ratificar o refutar cierta afirmación.
Por ejemplo, el investigador analiza un número elevado de eventos donde la cotización llegó a cierto nivel, y cuantifica numéricamente cuántas veces rebotó, cuántas atravesó el nivel y en qué cantidad.
Conclusión
Si los experimentos que arrojan datos medibles confirman la hipótesis inicial, esta se puede convertir en una teoría.
Por ejemplo, si encontramos que el 60% de las veces que una cotización llegó a cierto nivel rebotó, y el 40% atravesó el nivel, recorriendo la misma cantidad de puntos, se puede concluir que el patrón estudiado tiene una probabilidad mayor.
Si por el contrario los hechos medibles no coinciden con la hipótesis inicial, la hipótesis puede o bien ser reformulada en base a lo aprendido en el experimento, o bien desechada finalmente.
Por ejemplo, si finalmente cada vez que la cotización llega a cierto nivel, las probabilidades de rebotar y atravesar son del 50%, quedaría refutada la hipótesis de que tuvo más probabilidad de rebotar que de atravesar.
Cómo trabajamos en Invierte en ti
En Invierte en ti tenemos una forma de trabajar que va en consonancia en gran parte con el método científico, porque tratamos de que todas las decisiones que tomamos sean el resultado de un proceso deductivo y metódico que cumpla todas las etapas. Por ello nos identificamos también en gran medida con el trading cuantitativo, que es aquel que trata con números y no con creencias, aplicando en gran medida una gran lógica matemática en las inversiones.
Si tenemos que concluir que cierto método de inversión, cierta técnica de gestión del riesgo, o cierto horario de operativa, entre otras cosas, no ofrecen una probabilidad que beneficie nuestras necesidades de rentabilidad, u otro factor, no vacilamos en descartarlos, pues hace mucho tiempo que decidimos darle una patada al ego porque nos resulta mucho más estimulante tener éxito en los mercados financieros.
Pregúntate, ¿Quieres ganar o quieres llevar razón?